Información No. 386
06 de noviembre de 2017

 

La musicalidad de la poesía, la imaginación en la narrativa y el pensamiento filosófico se disfrutaron anoche con la lectura de obra que ofrecieron los becarios de la Generación 2017 del Centro de Escritores de Nuevo León, en la Sala Alfonso Reyes de Casa de la Cultura de Nuevo León

 

Olga Carrizales, Denise Longoria, Manuel Cervantes y Arturo López Rojas y Guillermo Jaramillo, luego de ocho meses de intenso trabajo en el Centro de Escritores de Nuevo León y con la guía del escritor Margarito Cuéllar, culminaron satisfactoriamente sus proyectos literarios y los compartieron con el público.

 

“Los proyectos eran como una oruga que se va trasformado. Los primeros meses son como un reconocimiento respecto al proyecto y la posibilidad de leer cosas complementarias para enriquecerlos. La segunda parte es meterse de lleno al trabajo, porque el proyecto ya no es una oruga, ya es una mariposa que está tomado forma y que quiere volar.

 

“Ver ese proceso es fabuloso, porque los becarios entregaban secciones de su obra y el acuerdo era que cada uno leyera los avances de los otros para poder comentarlos entre todos y hacer sugerencias. Entonces fue muy importante esta face y muy enriquecedora en todos los sentidos”, expresó Margarito Cuéllar, coordinador del Centro de Escritores de Nuevo León.

 

En este proceso- dijo- cada uno de los becarios luchaba con su propio proyecto para que dejara de serlo y se convirtiera en un libro. Los proyectos fueron desarrollándose como se había planeado y fue un aprendizaje colectivo.

 

La escritora Olga Lydia Carrizales Silva desarrolló un proyecto de poesía titulado Lipstick.

 

 

Escribir es un ejercicio de humildad, señaló Olga Carrizales. El texto forma parte de ti, lo pones  sobre la mesa y lo enfrentas desde diferentes perspectivas. Y esto es bueno, porque a lo mejor hay cosas que no estás viendo y que otros sí y puede ser algo mucho mejor que puedes explotar. Puedes tomar los comentarios o no, al final tú decides que se queda y que no. Lo que importa es ver qué es mejor para el texto.

 

Por su parte Denise Longoria Lozano desarrolló un proyecto de poesía titulado Entránsito, seguimos cayendo.

 

“Es la primera vez que escribo un libro y para mi fue muy difícil. Tengo varios  años escribiendo poesía, y varias libretas con textos donde encontré muchas voces, pero hacer un libro ya es otra cosa. Hay que buscar que tenga una línea poética y una estructura, lo cual no es fácil. Me gustan los poetas estadounidenses de la Generación beat y de los poetas infrarrealistas de México de los años 70 de los cuales tengo influencia”, expresó.

 

En su intervención, Manuel de Jesús Cervantes Camarillo presentó su ensayo literario El silencio, la escritura y la nada.

 

“Es un ensayo donde se trata de reflexionar sobre las cuestiones relativas a la literatura y su relación con el Nihilismo. Me llama la atención que hay una especie de cultura popular sobre éste que tiene muy poco que ver con lo que realmente es filosóficamente y, al mismo tiempo, su contraparte filosófica no es tan específicamente literaria. Existen muchas nociones filosóficas acerca de la relación entre el ser y la nada, las preguntas esenciales”, explicó Manuel de Jesús Cervantes Camarillo.

 

El poeta Guillermo Jaramillo leyó parte de su poemario Música para censores

 

“Lo que trate de hacer es realizar un poemario que muestre lo que produce en mi ser una obra musical en particular. Puede ser desde música clásica hasta popular. Busqué darle mi propia interpretación a ese sonido, a esa música, a esa canción”, expresó.

 

Arturo López Rojas presentó su obra Ventanas de Incógnito, conformada con 16 cuentos del absurdo sobre tecnología y ciencia ficción.