2 de diciembre de 2019
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El largo y difícil camino que recorrieron cineastas de la localidad para filmar con honestidad fue parte de la conversación en el panel Operas primas: ¿Exorcizar para trascender?, que formó parte de la última jornada del Primer Encuentro de Cine de Nuevo León. Eco: Pensar para realizar.
Carlos Lenin, Víctor Dryere, José Luis Solís y René Villarreal hablaron sobre sus experiencias para abrirse camino y hacer cine en el estado.
René Villarreal, quien antes de realizar su ópera prima, Cumbia callera (2007), contaba con una carrera en la que hizo cortometrajes y como asistente de dirección, reconoció que muchos colegas se van por el camino fácil de filmar películas en las que se victimiza a los protagonistas.
“El tema de los colombianos de Monterrey se presta siempre a esta tergiversación de que son maleantes. Me propuse salirme de todo eso, casi que hice una película rosa para no entrar en esa narrativa que me parece perniciosa.
“Es algo que veo repetirse mucho en nuestro cine, el del tercer mundo en general, que me parece flagrantemente deshonesto, el cine al que llamo ‘miserabilista’, que no es más que una manera nefasta de ganar premios y notoriedad. Hacer una cinta para decir ‘pobrecitos, qué jodidos están’, es el colmo de la deshonestidad. Además, sirven al propósito de control social de los países desarrollados, para decir, ‘mira, allá están más fregados que nosotros’”, expuso.
Para Víctor Dryere filmar La Posesión de Altair (2016) fue muy difícil, no obstante que fue productor de 180 grados (2010), dirigida por Fernando Kalife. Con la experiencia adquirida no evitó que su proceso como director estuviera lleno de obstáculos que incluso lo llevaron a un volver a filmar algunas tomas y tardar cinco años en estrenar.
“Al principio, cuando tienes inseguridades y te cuestionas si tienes talento o no, necesitas cierta validación externa. Al pasar el tiempo ya puedes detectar cuando haces algo honesto, encuentras tu voz. Eso fue lo que me enseñó mi ópera prima.
“Si la hubiera entregado en el año dos, tres o cuatro, se habría ido a la basura. En mi caso tenían que hacerse estos tres ‘reshoots’ y hasta que no supe que la cinta estaba terminada fue que la dejé ir y el resultado fue favorable”, contó.
Otro de los grandes retos que enfrentan es imponerse con sus ideas. Carlos Lenin defendió que la filmación de La Paloma y el Lobo se hiciera en Nuevo León, ya que era fundamental para contar la historia desde su experiencia personal.
“En las juntas de producción uno de los primeros temas que me cuestionaron fue por qué no filmar en la Ciudad de México y eso me conflictuó mucho porque el origen tenía que ver con un ejercicio de la exploración de lo que entendía sobre mi identidad como neolonés. Quería contar una historia que tuviera que ver conmigo, sobre experiencias que conocía, y que sucediera en espacios que cinematográficamente tenían algo que aportar en la construcción de una mirada más plural.
“Fue una de las cosas en las que me tuve posicionar rápido, podía negociar todo lo que quisieran, pero eso no”.
El Primer Encuentro de Cine de Nuevo León. Eco: Pensar para realizar fue organizado por el Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León (CONARTE), impulsado por los integrantes de la disciplina de Cine a través de su vocal, Lesslye Yin Ramos.
En la última jornada se realizaron los paneles Nuevas plataformas, ¿Nuevas narrativas?, con la participación de Jorge Michel Grau y Anton Goenechea, y Distribución: tendiendo puentes para nuestras historias, en el que estuvieron Lola Díaz-González (IMCINE), Pedro Segura (La Ola Cine) y Abraham González (Tulip Pictures Distribución).
El encuentro trascenderá con la realización del Master en Dirección Cinematográfica VIII, a cargo de Jorge Michel Grau, que se realiza en dos etapas, la primera de ellas del 2 al 7 de diciembre en la Escuela Adolfo Prieto y la Cineteca Nuevo León.