26 de agosto de 2020
Información No. 175
En charla con el Maestro Ricardo Marcos González, el escritor y funcionario cultural afirma que re imaginar la cultura ayuda a entender lo que pasa hoy y en el futuro
Monterrey, Nuevo León. Al hablar de las tradiciones que son muy arraigadas en el imaginario mexicano, aún en tiempos de globalización, se tiene que hablar de un valor único que hace fuerte al país, señaló hoy el escritor Jorge Volpi, coordinador de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México en la sesión del programa Perspectivas Culturales de CONARTE.
“La cultura mexicana tiene una enorme vitalidad”, manifestó el autor de la novela En Busca de Klingsor, en la charla con el Maestro Ricardo Marcos González, presidente del organismo cultural, transmitida por Facebook Live.
“La cultura mexicana tiene tradiciones muy profundadas, pero está en diálogo permanente con lo que está ocurriendo en otras partes del mundo y tratando de aprovechar lo que la globalización nos trae, pero también luchando contra esas tendencias que son siempre centrales y que en cierta medida suelen ser a veces opresivas”, expresó el escritor Premio Biblioteca Breve de Seix Barral 1999.
Marcos González orientó el diálogo hacia conocer la opinión de Volpi sobre los retos actuales de la cultura y el trabajo que se ha llevado a cabo en la UNAM al respecto.
El ciclo Perspectivas Culturales es una serie de charlas con los actores protagonistas en la escena cultural nacional e internacional. En esta edición, entablará diálogo sobre el panorama cultural. Se transmite a través de FB/rmarcosg.
Este contenido CONECTA CONARTE es realizado gracias al apoyo a Instituciones Estatales de Cultura (AIEC 2020), que otorga la Secretaría de Cultura a través de la Dirección General de Vinculación Cultural.
“Estamos en un momento en el mundo para la cultura que nos permite revisitarla, re imaginarla, tratar de entender lo que pasa y de anticipar, de alguna manera el futuro en una época muy difícil para todos”, manifestó Volpi.
“La cultura en general está basada en el contacto entre los seres humanos, en nuestra capacidad de entendernos, explorarnos a través del arte y de las distintas manifestaciones culturales y, sin embargo, esta época ha marcado un encierro que provoca que la mayor parte de estas actividades culturales desaparezcan y tengamos que conectarnos en esta otra manera de encontramos que es la distancia y todavía con un futuro muy incierto en cuanto la posibilidad de regreso a lo que conocíamos antes como la vida cultural”, indicó.
Y por supuesto, agregó, esto plantea enormes de desafíos educativos, económicos, tecnológicos y desde luego los desafíos constantes con la cultura, que tienen que ver con la imaginación y la capacidad que tengamos de hacer que los derechos culturales se cumplan efectivamente y haya acceso a la cultura por parte de los ciudadanos en un momento tan difícil como el que se vive actualmente.
El arte y la cultura esenciales
“En buena media podemos decir que somos humanos, gracias a la cultura y el arte, que ha estado ligado a nosotros en nuestro desarrollo como especie desde el principio.
“Imaginar que la cultura es algo accesorio o que solo es un entretenimiento, incluso en estas épocas de encierro tan prolongado, es no darse cuenta de la verdadera naturaleza de la cultura y el arte, que no solo son de primera necesidad, son consustanciales a nosotros; si los depreciamos, si los dejamos de lado, si creemos que no merecen una atención privilegiada, estamos perdiendo una gran parte de nosotros”, argumentó el escritor.
“El arte y la cultura”, añadió, “nos permiten conocernos a nosotros mismos, ponernos en el lugar de los otros, tratar de entender lo que significa verdaderamente el ser humanos; si no le damos la importancia que merece, los recursos económicos que requiere, vamos a perder enormemente en ese sentido.
“En estos tiempos, muchos han recordado las palabras de Winston Churchill, en la guerra cuando dijo: ‘si no tenemos a la cultura, ya no tendríamos por qué pelear’. Esto lo debemos considerar ahora en esa época tan difícil para todos en donde la cultura no puede quedar solo como algo banal o accesorio, sino que tiene que ocupar el lugar fundamental que ha tenido desde siempre”.
LA UNAM y la cultura
“La Universidad tiene como objetivos centrales establecidos en sus estatutos tres distintas funciones:
La docencia, la investigación y la difusión y promoción de la cultura; desde allí ya queda claro la vocación esencial de la Universidad en ese sentido”, manifestó el notable escritor.
“La Universidad intenta ser no solo para la Ciudad de México, sino para todo el país, cuenta con campus y escuelas grandes e importantes y centros de investigación. La cultura en la Universidad tiene tres prioridades: un énfasis de privilegio con los jóvenes con un programa cultural; la cultura vinculada a la ciencia y el arte; la cultura como detonadora de cambio social y como un vehículo para luchar en contra la violencia de género y para tratar de restañar esta violencia, entenderla, interpretarla y confortarla”.
Jorge Luis Volpi Escalante (Ciudad de México, 10 de julio de 1968) es un escritor mexicano miembro de la denominada generación del crack y actualmente coordinador de Difusión Cultural de la UNAM.
En 2018 obtuvo el Premio Alfaguara por su obra Una novela criminal.
Volpi comenzó a escribir muy joven, a los 16 años, tras participar en un concurso de cuento en el Centro Universitario México, al que también acudieron Ignacio Padilla y Eloy Urroz, con quienes más tarde elaboraría el Manifiesto Crack. Fue catedrático de la Universidad Marista y de la UDLAP. Luego se decantó por lecturas de historia, filosofía y ciencia. Se licenció en Derecho por la UNAM y obtuvo el grado de Maestro en Letras Mexicanas por la misma Universidad; también se doctoró en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca, junto a su amigo Padilla, con una tesis sobre las relaciones entre el subcomandante Marcos y los intelectuales en 1994 (más tarde se convertiría en el libro La guerra y las palabras). Sobre el poeta suicida Jorge Cuesta escribió el ensayo El magisterio de Jorge Cuesta, que le valió el Premio Plural de ensayo en 1991. Ese mismo año publicó su primer libro de cuentos, Pieza en forma de sonata, para flauta, oboe, cello y arpa, Op. 1, donde reflexiona sobre la enfermedad que produce la música en sus intérpretes, que tienen un ímpetu obsesivo de alcanzar la ejecución perfecta de su instrumento musical, como si fuese una especie de destino sexual. Fue profesor visitante en las Universidades de Emory (Atlanta) y Cornell (Ithaca (Nueva York).
Su primera producción novelística agrupa A pesar del oscuro silencio (1993), La paz de los sepulcros (1995) y El temperamento melancólico (1996) y las novelas cortas Días de ira (en el volumen Tres bosquejos del mal, 1994), Sanar tu piel amarga (1997) y El juego del Apocalipsis (2000).
Con su novela En Busca de Klingsor (Seix Barral, 1999), que obtuvo varios premios, inició una llamada Trilogía del siglo XX. Esta obra —que trata sobre un científico norteamericano que se une al ejército con la misión, al final de la Segunda Guerra Mundial, de descubrir quién es Klingsor, presumiblemente un científico nazi de muy alto nivel— supuso su consagración internacional al ser publicada en 25 idiomas. Completó la trilogía con El fin de la locura (Seix Barral, 2003) y No será la tierra (Alfaguara, 2006).
Además, ha cultivado el ensayo con obras como La imaginación y el poder. Una historia intelectual de 1968, y La guerra y las palabras. Una historia intelectual de 1994, donde aborda la Revolución Zapatista, Mentiras contagiosas, autor de antologías (Día de muertos, de jóvenes cuentistas mexicanos) y junto con Fernando Iwasaki, de una edición comentada de los cuentos completos de Edgar Allan Poe, en la que participan 69 cuentistas españoles e hispanoamericanos). Su ensayo más reciente es Leer la mente. El cerebro y el arte de la ficción (2011).
Colabora habitualmente, entre otros medios, con el semanario mexicano Proceso, el diario español El País, y tiene un blog en El Boomeran(g). Ha sido profesor universitario, miembro del Sistema Nacional de Creadores de México, director del Instituto de México en París (2001) —en Francia compiló durante dos años información sobre el mayo de 1968 para sus obras y leyó en profundidad las teorías de Jacques Lacan, Michel Foucault, Roland Barthes y Louis Althusser— y, durante cuatro años, dirigió Canal 22, la cadena cultural de la televisión pública de México.
Con La tejedora de sombras —novela sobre Christiana Morgan y su relación con el fundador de la Clínica Psicoanalítica de Harvard, Henry Murray— obtuvo el Premio Planeta-Casa de América 2012.
En el servicio público fue Director del Centro Cultural de México en París, de 2001 a 2003. Durante el sexenio del Presidente Felipe Calderón Hinojosa fue Director de Canal 22 (2007 a 2011).
Actualmente es Coordinador de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México (2016) y Profesor de Cátedra Especial en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM con el curso “Los orígenes de la violencia. Perspectivas literarias y científicas”.
La charla de Perspectivas Culturales puede ser vista y escuchada en el siguiente enlace: