23 de octubre de 2020
Información No. 227
El destacado dramaturgo y director teatral ofrece su conferencia Análisis de la ficción desde lo sagrado, lo íntimo y lo lúdico, en Hablando de la escena, de CONARTE
Diserta sobre las columnas del teatro: lo sagrado, lúdico y lo íntimo
Monterrey, Nuevo León. “En las teorías de la actuación siempre se ha buscado un equilibrio entre la técnica y la inspiración”, manifestó el destacado dramaturgo y director teatral Carlos Corona en su conferencia Análisis de la ficción desde lo sagrado, lo íntimo y lo lúdico, que ofreció dentro del programa Hablando de la Escena y transmitida a través de la plataforma virtual Zoom.
“Una actuación demasiado técnica y poco inspirada resulta fría, una actuación demasiado inspirada y poco técnica resulta caótica”, señaló en la charla, realizada anoche.
“Entonces, ¿cuál es punto medio, de equilibro, justamente ese el secreto del actor y la actriz, ese es el arte de actor. No lo sabemos, cada ficción, personaje y proceso es distinto, pero al final de cuentas lo que buscamos es el equilibro entre la técnica y la inspiración y creo que eso es algo en que coinciden todas las técnicas de actuación”, expresó.
El programa Hablando de la Escena de CONARTE es una serie de conferencias impartidas por personalidades del mundo de la danza, del teatro y la música, transmitidas vía Zoom.
Las columnas del teatro
El maestro Carlos Corona habló en su charla de las columnas del teatro.
“Partiendo de la pregunta ¿para qué sirve el arte y qué es la técnica de la actuación?, analizaremos las de las columnas del teatro: lo sagrado, lúdico y lo íntimo”, manifestó.
“Lo sagrado, es lo más propio de la naturaleza del teatro. El teatro surge como un ritual dionisíaco, donde se van presentar a los dioses. Son las historias de la relación del hombre con lo divino.
“En este teatro griego, los espectadores estaban viendo a los dioses encarnados en estos actores. Entonces, creo que el actor siempre ha sido una puerta con lo divino. El trabajo del actor siempre será metafísico, el puente para mostrarnos un mundo que no existe, el de la ficción, metafísico, que posiblemente existe en algún lugar. Nosotros logramos crear la ficción y mostrar la Verona de Romeo y Julieta, el Moscú de Las Tres Hermanas, estamos abriendo una puerta que no existe”, señaló el teatrista.
El actor y la actriz, explicó, se vuelven una suerte de ofrenda para los dioses, como si el escenario fuera una piedra de sacrificios; van a sufrir la tragedia, el escarnio de las comedias para que de alguna manera por medio de la catarsis se pueda sobrellevar la propia existencia.
Lo lúdico
“El juego nos permite entender y explicar a vida y de alguna manera tomar el control. Si el teatro es un rito donde se cumple un sacrificio o donde se abre la precepción del ser humano hacia otras realidades místicas, el juego es un vehículo para hacerlo, sin este elemento no podría hacerse”, explicó Corona.
“En el teatro todos sabemos que estamos en un escenario o un templo, y establecemos un juego, donde imagino que no estoy en un teatro, sino en Atenas, o en Grecia o cualquier lugar que la imaginación nos pueda llevar. Y el actor se convierte en el personaje que interpreta. Entonces a final de cuentas el teatro es un juego. Pero no pensemos en jugar solo como de algo divertido, jugar es crear una alegoría, en un lugar determinado, con unas reglas establecidas para hacer como un ensayo de la vida”.
“Una obra de teatro”, añadió, “es una representación de la vida, que además te hace una pregunta esencial de la existencia humana y conlleva una catarsis, una conmoción, para que haya este movimiento espiritual, de imaginación que es parte de este evento sagrado”.
Lo íntimo
“Los actores son las pinturas, el lienzo, el pincel y la pintura. El actor y la actriz se van a parar en el escenario a construir un universo y hacer personajes. Y para hacerlo, el actor y la actriz echan mano todo lo que esté en ellos.
“Se vuelven arcilla para construir estos personajes, porque para poder construir los celos de Otelo, la nada de Yago, las dudas de Nora o la tristeza de Ofelia no tienen otro camino que hacerlo en sí mismos. Tienen que sacar todo eso dentro de sí. El actor y la actriz no tienen más remedio que mirarse a sí mismos. Es justamente lo que pasa, el actor y la actriz van a representar a este ser humano con toda sus vivencias y fantasía”, apuntó.
El actor Carlos Corona estudió la Licenciatura en Literatura Dramática y Teatro en la Universidad Nacional Autónoma de México. Como director ha realizado diversos montajes, entre los que destacan: La maravillosa historia del Chiquito Pingüica, Entre Villa y una mujer desnuda, Sueño de una noche de verano, Ubu Rey, El Melancólico y Neurastenia, entre otras. Como dramaturgo ha escrito obras como Sólo un hombre, La risa extraviada y Los Sueños de Paco. En 2005 debutó en la pantalla chica con la serie Los Plateados y al año siguiente participó en el cortometraje Proyecto Panorama. En 2007 debutó en la pantalla grande con la cinta El guapo y más adelante realizó otras como Morelos, El Crimen del Cácaro Gumaro (2014), El elegido (2014) y Cantinflas (2016). En televisión trabajó como titiritero y director de escena en el programa Hechos de Peluche de TV Azteca. Recientemente actuó en proyectos como Capadocia, Decisiones, Marina, El Engaño, Las Aparicio y Los Minondo.
Entre sus proyectos más recientes están las series de televisión Besieged y Sr. Ávila.