8 de marzo de 2021

 

Información No. 37

 

Los nuevos becarios son: Juan Manuel Zermeño Posadas, María Fernanda Hernández Paredes, Irasema Nohemí López Corpus, Julio Alejandro Chapa Fernández y Talina Vanesa García Lerma

 

“Los proyectos son buenos en tanto encuentren la llave que los haga orgánicos, verdaderos, que los apasione al punto de olvidar la razón y dejarse llevar por la pasión de la escritura, siempre el corazón delante”, manifestó Coral Aguirre

 

Monterrey, Nuevo León. “Espero para esta generación, que vaya lejos, que se juegue los huesos y que, a mí, a mi generación y a las que vinieran después, nos dejen atrás”, manifestó la escritora, dramaturga y directora teatral Coral Aguirre, nueva coordinadora del Centro de Escritores de Nuevo León 2021.

 

Coral Aguirre ya trabaja con los nuevos becarios de la generación 2021, integrada por Juan Manuel Zermeño Posadas, que trabajará el proyecto Metafísica de la presencia; María Fernanda Hernández Paredes desarrollará la obra Jardín vacío; Irasema Nohemí López Corpus trabajará el proyecto Techos más altos que la bruma; Julio Alejandro Chapa Fernández desarrollará la obra 1918 y Talina Vanesa García Lerma trabajará el proyecto El guarda forestal (o el vuelo de la mariposa monarca.

 

El jurado estuvo integrado por Ángeles Sidharta Ochoa Contreras, Jorge Arturo Ortega Acevedo y León Plascencia Ñol, nombrados por el Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León, para dictaminar los 55 proyectos participantes en la convocatoria del Centro de Escritores de Nuevo León 2021.

 

Los becarios ya tuvieron varias sesiones de trabajo a través de la plataforma ZOOM. Sesionan una vez por semana y lo harán durante los próximos 10 meses, para concluir actividades en noviembre del presente año.

 

El Centro de Escritores de Nuevo León, con sede en la Casa de la Cultura de Nuevo León, es uno de los programas más sólidos y emblemáticos de CONARTE para estimular y fomentar el desarrollo de la creación literaria en el estado de Nuevo León.

 

Entrevistamos a la Maestra Coral Aguirre sobre esta nueva aventura que representa ser la coordinadora de esta nueva generación de becarios del Centro de Escritores de Nuevo León, sus expectativas, formas de trabajo y su visión del movimiento literario que se vive en nuestro Estado. Aquí les compartimos sus respuestas.

 

¿Que representa para usted esta nueva aventura de coordinar el emblemático Centro de Escritores de Nuevo León?

 

Tuve la impresión que volvía a formar parte de la comunidad artística que genera y activa CONARTE, lo cual me hace muy feliz. Formar parte de ese ejercicio, participar en conocimiento y también aprendizaje es revitalizar la propia trayectoria artística. Eso es maravilloso.

 

Exactamente esa es la palabra, “esta nueva aventura” me ha caído muy bien para rejuvenecer el ánimo en medio del aislamiento y la ausencia de otras y otros con la que nos ha castigado esta pandemia. Son cinco jóvenes, entre ellos dos ex alumnos, y es muy regocijante reencontrarlos en su proceso creativo, dialogar con ellos, reconocer sus senderos, y apretar el paso para estar a su altura juvenil y esperanzada.

 

El Centro de Escritores de Nuevo León ya inició actividades, usted ya tuvo un acercamiento y diálogo con los nuevos becarios, ¿cuál es su primera apreciación sobre ellos, su opinión sobre los proyectos que van a desarrollar y sus primeras recomendaciones?

 

Llevamos ya tres encuentros, tres sesiones donde aprendimos quiénes somos, de a poquito, no completamente, y lo que esperamos unos y otras. Cuando presentaron sus proyectos sus rostros se llenaban de luz en ciertos momentos y de sombra a veces, vi el desafío, la confianza, y el miedo. Vi la decisión de establecer conmigo un camino juntos, aunque, imagino, en algunos casos hubieran preferido otra coordinación, no sé. En cuanto a sus proyectos, todos son interesantes, no acostumbro adornar lo que no creo. Sin embargo, percibo que hay mucho trabajo por delante. Los proyectos son buenos en tanto encuentren la llave que los haga orgánicos, verdaderos, que los apasione al punto de olvidar la razón y dejarse llevar por la pasión de la escritura, siempre el corazón delante.

 

Háblenos sobre el método de trabajo que va a desarrollar con ellos.

 

El método, si lo hay, es el rigor del trabajo, la exigencia de la palabra viva, la disciplina de la autocrítica cada vez que se alcanza una etapa, la determinación de matar las propias opiniones para dejar hablar al mundo que nos habita, el Otro, nuestra tierra natal, el lenguaje materno, y por fin la inclusión de lo humano en cada línea, párrafo o página que completemos.

 

¿Cómo lograr explotar las capacidades literarias de cada uno de los becarios para obtener resultados óptimos que se reflejen en las obras?

 

No permitir divagaciones, ni la vanidad de la frase bien hecha, exigir lo imposible: las voces ciertas que no responden a nadie, salvo al propio ser desgarrado, abierto, descubierto, (a propósito, la asonancia) por la propia conciencia conmovida.

 

¿Cómo guiar a los becarios para que encuentren su propia voz en la literatura?

 

La respuesta ya estuvo antes cuando imagino que el coordinador o asesor o guía o lo que fuere, es una amiga, un amigo, que no permite vanidades, sortilegios, malabarismos, ni nada que tenga que ver con asombrar al lector sino con asombrarse uno mismo, la propia creadora o creador, de lo que ha hallado al confrontar sus vínculos con los otros y consigo misma, y lo que ello significa.

 

¿Desde su perspectiva, este contexto, esa nueva normalidad que vivimos se verá reflejada en las obras de los becarios?

 

Somos de este mundo, nada de lo humano nos es ajeno, dijo Terencio, nombren o no la pandemia en sus obras, ella estará presente y estará presente nuestra soledad y su tamaño, como dijo García Márquez, y también todo lo que ella representa, en su escritura.

 

Por último, compártanos su visión sobre el movimiento literario que se vive en Nuevo León.

 

El panorama que tenemos en nuestro Estado es sumamente auspicioso. Yo veo continuamente la aparición de nuevas voces en la poesía, el teatro, la narrativa, el ensayo, y son voces jóvenes, poderosas. Me alegro todos los días por tantas posibilidades creativas de la juventud. Ya hay varias generaciones que me ha tocado tratar y también observar. Es una maravilla. Sería injusto si me pusiera a dar nombres, no quisiera olvidar a nadie. Las leo, los escucho, las observo, los sigo, y crecen cada día, cada día son más. Termino de recibir un libro de una ex alumna querida y me asombra su excelencia, me río de mis propios límites. Y precisamente eso es lo que espero para esta generación, que vaya lejos, que se juegue los huesos y que, a mí, a mi generación y a las que vinieron después, nos dejen atrás.

 

Y por fin, tengo la certeza que la literatura que se multiplica en nuestro país, en nuestra América y en el mundo, derrama ya y derramará voces femeninas que quizás, quizás, nos permitan vislumbrar un futuro mejor. Apuesto por las mujeres que por fin han tomado la palabra en todas las profesiones y todas las áreas del conocimiento; de ellas, de nuestras hijas y nietas es la humanidad que viene.

 

Coral Aguirre

 

[Angélica Claro Canteros] es una narradora argentina nacionalizada mexicana, dramaturga, directora teatral, música y catedrática de literatura y actuación en la Universidad Autónoma de Nuevo León. Fue miembro de la Orquesta Sinfónica de Bahía Blanca, en Argentina, y de la Orquesta de la Ópera de Turín, en Italia.

 

Premio Nacional de Dramaturgia en su país, en los años de 1987 y 1997. En México, obtuvo el Premio de Guion Cinematográfico concedido por la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto de la Revolución Mexicana, en el año de 1993. Fue finalista en el Premio Nuevo León de Literatura 2003 por su primera novela.

 

Tanto sus obras dramáticas como sus puestas en escena han sido motivo de distinciones en Colombia, Venezuela y México. Ha publicado artículos y ensayos de carácter teatral, literario, histórico y antropológico en Argentina, Cuba, Estados Unidos y México.