22 de julio de 2022

 

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Conarte, a través de la Escuela Adolfo Prieto, reconocerá al creador con una exposición de sus obras

 

Enrique Oviedo trabajó como obrero en Fundidora por 20 años; su ingreso al Taller de Experimentación Plástica cambió su vida por 35 años, espacio en el que ha combinado la enseñanza con la creación

 

“Mi pasión es el arte. El éxito es hacer lo que a uno le gusta. Hacer arte es lo máximo. El artista tiene la necesidad de crear. No porque le paguen o no”, expresó Enrique Oviedo

 

Monterrey, Nuevo León. El artista regiomontano Enrique Oviedo lleva su amor y pasión por el arte en su ADN. Desde que tenía escasos cuatro años descubrió su pasión por crear y el dibujo.

 

“De niño traía una bolsa de cal y accidentalmente la tiré a un lado, donde había una lámina ahumada que habían quitado de la chimenea, cuando salpica la cal en esta superficie, vi que se formaron muchas estrellas y me pareció una maravilla, lo estuve contemplado un poco y luego hice una rueda, una luna y eso fue lo que me gancho en el dibujo”, contó Enrique Oviedo.

 

Oviedo, quien actualmente tiene 80 años de edad, recibirá un homenaje por su larga y destacada trayectoria artística por parte de Conarte a través de la Escuela Adolfo Prieto, donde comparte sus conocimientos del grabado, desde hace 35 años.

 

Dicha exposición, conformada por 27 grabados y tres esculturas, será inaugurada el próximo lunes 25 de julio a las 7:00 p. m. en la Escuela Adolfo Prieto de Conarte (Parque Fundidora), con entrada libre.

 

El arte en su ADN

 

“Al parecer, mi padre quiso ser artista, yo no sabía esto hasta que descubrí una serie de retratos de personajes importantes expuestos en un salón de Fundidora y que tenían la firma de mi padre”, manifestó Oviedo.

 

“Aunque mi padre se dio cuenta de mi inclinación por el arte desde niño, nunca me apoyó, tal vez porque como él fracasó en su deseo de ser artista tenía temor que yo me dedicara a esto. Él quería que fuera contador, porque decía que el arte no deja dinero”.

 

En la Escuela descubren su habilidad para el dibujo

 

“En tercer año de Primaria, precisamente en esta escuela Adolfo Prieto, mi maestra descubre que yo podía dibujar. Fue cuando nos pide hacer un dibujo y yo dibujé un marranito, que estaba en los botes de manteca que tenía mi abuela. El dibujo les encantó a todas las maestras y desde allí me tomaron como el ilustrador de la escuela, me pedían que dibujara el aparato digestivo, respiratorio, un caballero águila, una pirámide, un mapa, en fin, lo que necesitan para ilustrar la clase”, señaló.

 

“En la escuela avancé bastante en el dibujo, siempre dibujaba, a los 17 años ya hacia retratos sobre fotografías. Me dediqué tres años a hacer retratos. De eso vivía, trabajaba con una lámpara de neón y al parecer la luz me afectó el cerebro al grado de que un día convulsioné; me llevaron al hospital analizaron mi cerebro y los doctores me prohibieron volver a dibujar”.

 

Entonces, dijo, “tuve que buscar otra forma de generar ingresos, trabajé en fábricas, desarrollé muchos oficios y trabajé de obrero 20 años en Fundidora”.

 

“Cierra Fundidora y me quedo sin trabajo. Entonces puse un taller de soldadura y rótulos. Era una época muy difícil y tuve que cerrar mis negocios. Y me fui a recorrer el mundo, me fui a Tampico, donde trabajé en el rescate de un cargamento de cajas de cerveza de un barco hundido, era un trabajo muy riesgoso, pero pagaban bien. Luego me dediqué a recorrer todas las playas de México, desde Tampico hasta Cancún y me sostenía haciendo retratos a los turistas”.

 

Su ingreso al Taller de Experimentación Plástica

 

“Entonces, escuché por radio sobre la creación del Taller de Experimentación Plástica en Monterrey, que fundó y dirigía el maestro Gerardo Cantú, para gente mayor que no había tenido la oportunidad de estudiar arte.

 

“Mi idea era confrontar mi trabajo con la gente que había estudiado artes plásticas, con los maestros y estudiantes y allí aprendí a realizar grabado. Los maestros eran los artistas Javier Sánchez, Efrén Yáñez, Sebastián Javier, José de la Paz y Mario Fuentes”.

 

Pasión por el arte

 

“Mi pasión es el arte. El éxito es hacer lo que a uno le gusta. Hacer arte es lo máximo. El artista tiene la necesidad de crear. No porque le paguen o no. Yo nací para ser artista. Soy artista por vocación, el artista puede morir en su trabajo pobre, pero feliz, porque está cumpliendo con su destino”, mencionó.

 

El arte es la plenitud de la vida

 

“El arte es la plenitud de la vida, cuando sabes disfrutar, aprendes a disfrutar incluso el dolor, el sufrimiento. Porque el arte te enseña a entender la vida, a los animales, las plantas, los árboles, somos parte de la naturaleza, de la vida.

 

“Yo les digo a mis alumnos que traten de sentir ese baile que hay entre los árboles, en la naturaleza hay armonía; entones hay que observar a fondo la naturaleza, para entender la armonía”, apuntó.

 

Sus temas: el hombre, la mujer y las emociones humanas “Los temas en mis obras son las emociones humanas, el juego entre el hombre y la mujer. El hombre y sus problemas, la figura humana me apasiona. No me interesa la exactitud anatómica. Trato de ver la emoción en las personas, en el cuerpo; si está la persona cansada, alegre, o triste, eso es lo que hay que captar, lo que le va a transmitir al espectador. El cuerpo humano se expresa, las emociones humanas ahí están”, expresó.