La edición del EMDC que celebra los 40 años del Teatro de la Ciudad reunió el talento local y revisó lo que ocurre en cuanto a movimientos dancísticos en otras partes del País y del mundo.
Monterrey, Nuevo León. – Desde Italia llegó el Spellbound Contemporary Ballet para deslumbrar a un público asiduo a la danza contemporánea con “Vivaldiana”, incluso a quienes pertenecen al movimiento dancístico local de este género, ello como una “cereza del pastel” que fue el 39º. Encuentro Metropolitano de Danza Contemporánea.
Las depuradas líneas expresivas en la danza de los italianos lograron cautivar a la audiencia de la Gran Sala del Teatro de la Ciudad, espacio que cumple 40 años de creación y en el que Mauro Astolfi y su agrupación imprimieron un aire global a esta edición del Encuentro.
Con ediciones ininterrumpidas desde su creación, el Encuentro Metropolitano de Danza Contemporánea es el escenario en el que generaciones de bailarines y coreógrafos de la danza contemporánea del estado han compartido su creatividad y visiones estéticas.
Fundado por la maestra Valentina Castro, originaria de Ciudad de México, el Encuentro unió en 1995 a las agrupaciones existentes, como Fusiones, Danza Contemporánea En Concierto, Impulso, Origen y Valentina Castro Danza Teatro Mexicano; al año siguiente de la inauguración del Teatro de la Ciudad.
Tras la apertura del EMDC con el trabajo coreográfico de Mizraim Araujo con la agrupación Los Unos y Los Otros, llegaron igualmente otras “cartas fuertes” de este género dancístico para deleitar a las audiencias que acudieron a los diferentes espacios donde se llevaron a cabo las presentaciones.
Con “Acto de Fe”, Fugite tuvo presencia en el Encuentro de la mano de su director y coreógrafo Alex Valdés quien, junto a César Zetina, ofreció un viaje homoerótico a lo profundo de la fe, un hecho escénico interdisciplinario de danza, música, animación y performance.
Daniel Luis mostró su lado reflexivo con su “Plastik Fantastik”, que aborda cómo el mundo hoy está plagado de hule y sus derivados, propuesta con la que además sacó más de una sonrisa en sus dos funciones.
Con la Compañía Sunny Savoy, “Una Vida Pequeña” mostró a una agrupación madura con una temática en la que se exploran las luchas del día a día.
Sandra Soto, de Guadalajara, presentó “U Qux Cah. Corazón del cielo”, coreografía inspirada en la poética cosmovisión del Universo y la Creación del libro sagrado maya-quiché “Popol Vuh” y representa de forma sencilla la narración sobre el origen del Universo.
Aurora Buensuceso dirige Teoría de Gravedad, agrupación de trayectoria de más de 30 años, con la que presentó “Inter’m’ezzo”, coreografía del Maestro Ruby Gámez, que presenta a “Chucho”, personaje de un cine abandonado, en la que se mezclan historias con “olor a sudor y a sexo”.
“Nahum”, de Dafne Yulissa, talento joven de la danza, metió al público a un universo futuro en el que las máquinas y los seres humanos siguen conviviendo, pero con ciertos límites.
Con “Ningún lugar a donde ir”, el colectivo Aterno, trajo la propuesta coreográfica de su director César Broderman, de la Ciudad de México, que mostró al público regiomontano lo multidisciplinaria que puede ser la danza contemporánea, pues echó mano del performance, la instalación y las artes visuales para proponer como temática las conexiones emocionales de hombres y mujeres.
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