27 de junio de 2020
Información No. 120
Impulsan la tarea restauradora como una acción del Fideicomiso de Patrimonio Cultural
Monterrey, Nuevo León. El Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León anuncia el inicio de la segunda etapa de restauración de la pintura mural del Templo de Nuestra Señora de Dolores, construido en 1909 y considerado una joya arquitectónica y Patrimonio Cultural del Estado.
En la primera etapa (2013-2014) se restauró la pintura mural de los tres segmentos de la nave principal del recinto con sus muros inferiores, superiores, arcos y bóvedas, así como la luneta del ábside.
En esta segunda etapa, se restaurará la pintura mural localizada en la entrada de la iglesia, el coro y sotocoro; el coro es la parte superior, donde está el órgano y el sotocoro, la parte que está justo debajo.
La restauración será realizada por la empresa Restáurika, que ha hecho trabajos similares en otros estados, como en Guanajuato en la Parroquia del Inmaculado Corazón de María; el Teatro Juárez; el Santuario Diocesano del Señor del Hospital y San Bartolomé Apóstol; el Templo de San Roque y la Casa Godoy y aquí en Monterrey la primera etapa de este ambicioso proyecto y el conjunto escultórico de la Purísima.
La restauración se realiza con fondos del Fideicomiso de Patrimonio Cultural (FIDECULTURAL).
“Cualquier Estado debe de apostarle a su patrimonio en cualquiera de sus vertientes, ya sea tangible o intangible, es la memoria que tiene cualquier pueblo, entonces no podemos ni siquiera tener una valoración de lo que somos el día de hoy si no tenemos una conciencia también de lo que ha ocurrido antes y por supuesto toda esa actividad cultural humana, queda retratada en los vestigios materiales e inmateriales, aunque esta tiene otras perspectivas.
“En este caso pues, es lo que aconteció en momentos históricos específicos, nos muestran una forma de manifestaron de arte al ver las pinturas, por ejemplo, de un Templo como este de Dolores”, expresó Ricardo Marcos González, presidente de CONARTE.
El Templo de Nuestra Señora de Dolores está ubicado en la esquina de las calles Ruperto Martínez y Juan Méndez en el centro de Monterrey, Nuevo León.
Para Carmen Junco, ex presidenta de CONARTE, promotora cultural e impulsora de FIDECULTURAL, el hecho de que el templo pase a una siguiente etapa resulta una muestra de la unión de diferentes frentes en una sola causa.
“(Esta segunda etapa) es un hecho muy importante porque es un proyecto que tiene casi seis años de haberse iniciado, ha habido una confluencia de muchas voluntades del gobierno federal, del gobierno estatal y de la iniciativa privada. Este proyecto ha ido a más, despacio, pero constante.
“Y aquí es importante mencionar que el tema de patrimonio nos compete a todos, el compromiso de la comunidad para con su patrimonio es el más importante, porque es que puede articular diferentes procesos de recaudación de fondos y lograr el cometido que estamos viendo este momento”, mencionó.
En esta segunda etapa, explicó Ana Cristina Mancillas, coordinadora de Patrimonio Cultural de CONARTE, se restaurará la pintura mural.
“El Templo de Nuestra Señora de Dolores es un edificio único en el noreste del país por la cantidad de pintura mural que tiene en todo el edificio. Está recubierto de piso a techo de pintura mural”, mencionó.
Por su parte, la arquitecta Selene Velázquez, maestra en Restauración de Sitios y Monumentos por la Universidad de Guanajuato y arquitecta por la Universidad Autónoma de Nuevo León y directora de Restáurika, destacó las características de los muros del coro y sotocoro.
“El espacio que alberga el órgano es muy interesante. Veremos las diferentes etapas pictóricas del Templo de Nuestra Señora de Dolores, a diferencia de la parte inferior, aquí no va se verá el repinte de los 60; vamos a encontrar solo la pintura de 1909, que es la primera que se hizo y que está ligada con los orígenes del Templo. Pero después veremos la segunda capa pictórica de 1938-39. Además, veremos en los guardapolvos y las tarjas repintes con color vinílico crema colonial”, expresó.
“Es muy interesante, pues muchos inmuebles en la ciudad de Monterrey se pintaron en esa época con ese color. Es muy probable que se utilizara ese color para iluminar los espacios, porque es muy colorida, pero con el paso del tiempo se empezó a opacar, sobre todo por el hollín de las veladoras”, señaló.
Por eso, dijo, es muy conveniente no utilizar veladoras en los Templos que conservan pintura mural, porque el hollín empieza a manchar las paredes.
“En esta parte encontramos mucha suciedad, pero sobre todo faltantes y desprendimientos de la capa pictórica y lamentablemente una intervención que hicieron, resanes con algo que parece cemento; vamos a ver que tanto podemos retirar, pero sobre todo lo que haremos es conservar la pintura mural, que aún está en los muros del Coro y Sotocoro”, señaló.
“En la parte superior veremos ángeles con instrumentos musicales, con libros, que muy probablemente tienen partituras e incluso a dos personajes: el rey David y Santa Cecilia, la patrona de los músicos. Lamentablemente se ha perdido mucho de esta imagen, vamos a ver hasta qué punto se puede recuperar, después de hacer un fijado de la capa pictórica, de preparar, hacer resanes y la reintegración cromática”
“Sin embargo, la cuestión se complica donde se ha perdido información, y no tenemos los suficientes datos. Por ejemplo, el ángel con la trompeta, se perdió todo el rostro, no podemos inventar un rostro; entonces se van a integrar colores para que de lejos se vea una zona homogénea, para que no se vean las lagunas en color blanco. Además, vamos hacer ventanas arqueológicas, para poder liberar un poco la pintura de 1909 y 1938”, explicó.
El órgano
“Uno de los elementos que no podemos dejar pasar desapercibido es el órgano del Templo, porque el Coro y toda la decoración de los muros tiene relación con él, por ejemplo, Santa Cecilia está tocando un órgano”, mencionó Velázquez.
El instrumento es un ejemplar E. F. Walcker y Cía, y fue vendido por la Casa Wagner y Levien.
“Es un órgano de pedales, que también tiene flautas. En un costado se encuentra una placa que dice: vendido para Casa Wagner y Levien en febrero de 1909, Monterrey, Nuevo León; entonces tiene 111 años, los mismos que tiene el Templo”, expresó.
La casa Wagner y Levien, explicó, fue la gran casa de música de mediados del siglo 19 y principios del siglo 20 y tuvo en Monterrey una de las sucursales más importantes, que inicia sus actividades en 1903; luego abrió una sala de conciertos en 1907.
“Tengo cinco órganos registrados de la misma casa alemana y que están repartidos en templos muy importantes en el país; por todos estos aspectos el Templo de Nuestra Señora de Dolores, es una verdadera joya”, expresó.
El Templo de Nuestra Señora de Dolores
Su Historia
El Templo de Nuestra Señora de Dolores se construyó por iniciativa del Arzobispo Santiago de la Garza Zambrano, quien estuvo en el cargo de 1901 hasta su fallecimiento en 1907. El recinto tuvo un costo de $40,000 pesos; se concluyó en 1909 y fue bendecido por el Arzobispo Leopoldo Ruiz.
Desde su construcción hace más de 100 años el templo ha sido testigo de importantes sucesos históricos, entre ellos la Revolución Mexicana y las jornadas carrancistas, cuando la comunidad tuvo que resguardarse en la pequeña capilla de Santiago. También el recinto religioso fue cerrado a causa de la llamada Ley Calles de 1926.
El Templo de Nuestra Señora de Dolores tiene su planta en forma de cruz latina y consta de tres crujías, además del crucero y el ábside. La fachada indica la fecha 1909, así como la dedicación al culto de la virgen de Dolores. Está construido en sillar y ladrillo, y su estilo es una variante neocolonial, con rasgos barrocos en algunos de sus elementos.
Uno de sus grandes atractivos es la decoración interior en sus muros y bóvedas. Ésta se soporta en la pintura mural, que data de 1938 a 1939, y los lienzos adheridos a los muros.
Actualmente, esta joya artística enclavada en el primer cuadro de la ciudad de Monterrey es parte del Patrimonio Cultural de Nuevo León y permanece como un lugar de reunión para los feligreses.